sábado, 20 de octubre de 2012

Crítica súper objetiva: The Walking Dead


  Desde hace varios años que me considero una fanática de los zombies. Mis primeros acercamientos fue con la saga de juegos Resident Evil; recuerdo el miedo y angustia que me provocaba jugar alguno de ellos (ni pensar en la sensación que ocurría cuando vibraba el joystick), luego con varias películas que aparecieron en mi camino: las mismas de RE, Dawn of the dead, Land of the dead, las graciosísimas Zombieland y Shaun of the dead, entre muchísimas otras.
Pero a finales del 2010, cuando estaba trabajando y contaba con mucho tiempo libre (bueno, ahora igual pero no tanto), leí en una página de internet que se estrenaba una serie sobre zombies, ésta estaría dirigida por Frank Darabont (el responsable de realizar la gran mayoría de mis películas favoritas) así que ¿qué mejor?, le di una oportunidad y hasta el día de hoy no me arrepiento: The Walking Dead es una de las mejores series que he visto en la vida (junto con mi amada Lost y la grandiosa Game of Thrones) mejorando en todo ámbito la calidad de este género, incluso a las películas que ya había visto y a las que sucedieron.
  Por el drama presente producto de una situación tan apocalíptica como el regreso de los muertos a la “vida”, por la crudeza de las situaciones, el maquillaje (grande Greg Nicotero), y que cada lunes (religiosamente) no aguante la emoción de un nuevo capítulo; The Walking Dead: eres una serie de lo más que hay, espero que no me defraudes en esta tercera temporada.