sábado, 20 de octubre de 2012

Mamá


   ¡Qué tema! Existen señoras a las que usualmente llamo “viejas de mierda” y mi madre. Es una de las personas más hinchapelotas que conozco en la vida. Desde que tengo uso de razón, recuerdo a mi mamá como súper llorona, débil, molestaba a mi viejo por todo y por nada, todo lo hacía un constante problema,  con decir que ni siquiera podía tener el control sobre mí cuando era pequeña sin que quede el mar de lágrimas.
  Ahora de grande he tenido que ver un montón de escenitas de lujo, tengo que decir que estoy más que consciente de todo lo que esfuerza y trabaja, pero por dios que le encanta hacer cosas más de las que debe para que el resto le diga que las hace y luego nos manipule a todos por eso.
  Últimamente el tema de las enfermedades; tiene achaques por todo, todo le duele, siempre se anda quejando y es cosa de esperar que vuelva con su “vértigo” que dice tener, aunque apostaría plata y sé que no perdería de que todo es una vil mentira para chantajearnos (justo coincide su enfermedad cuando anda más con las mañas y no la pescan).
Si mi madre fuera un poco más relajada (sólo un poco, con eso me basta y sobra) sería el paraíso, pero lamentablemente de todo arma problemas, últimamente lo único que escucho salir de su boca son pesadeces, nada está bien, no hay motivo para alegrarse, etc. Toda una “drama queen”.
  Por eso, y por el enésimo sábado consecutivo donde nuevamente queda el desastre, por el cual logró su objetivo con sus lagrimones y manipulación, que mi viejo nuevamente se enoje (algo propio de él) esta vez quise hacer algo diferente: no quiero más alterarme por su culpa, suficiente he tenido todos estos años de aguantar tanta escenita digna de un síndrome pre-menstrual, es por eso que preferí desahogarme de cierto modo aquí; es menos nocivo y así no descargo la tragedia en algún pobre mortal que no tiene culpa.
   Mamá, te quiero mucho, gracias por parirme y por todo, pero no quiero ser una vieja de mierda como tú, espero con toda el alma no repetir el ejemplo (y que no me castigue esta lengua).